miércoles, agosto 12, 2009

Pinta la vida antes que ella nos destiñe

Cuantas veces no hemos dejado las cosas de lado sólo porque no las entendemos, por decidía, porque no sabemos que hacer en tal o cual caso, por miedo a lo desconocido, lo diferente, sentir y/o vivir nuevas emociones, y decidimos no arriesgar, porque sentimos que no queremos perder más de lo que de por sí ya hemos perdido en este camino que hemos recorrido hasta donde nos encontramos en este preciso momento, deliberando al borde del precipicio; usamos nuestra supuesta razón y/o lógica para determinar lo que sí y lo que no debemos realizar, aunque sí lo analizamos bien, más del 80 por ciento de las veces, sí no es que el 90, nos vemos motivados por algún sentimiento que nos nubla la razón y nos disfraza la realidad, nos lleva de la mano a realizar cosas que en momentos de aparente lucidez no imaginaríamos ser capaces de realizar, son esos momentos en los que le damos giros a nuestra existencia y nos percatamos de lo ínfimos que somos, en este mar tan basto y lleno de oportunidades y casualidades, cometemos supuestos errores que valen la pena, nos aventuramos hacia lo desconocido con bandera blanca y obtenemos recompensas no planeadas.

Aunque como en todo también nos podemos ver movidos por la contraparte; el actuar en contra de los que consideramos nuestros, el abalanzarnos como depredadores contra nuestra presa, cegados por el más oscuro y primitivo deseo, actuar en contra personas que queremos por miedo o duda y terminar hiriéndolos permanentemente y después continuar cegados por el orgullo y tragarse un lo siento o perdóname; así que al final, dejándole un tope máximo del 20 por ciento de las ocasiones a la razón a que haga su trabajo, nos encontramos que muchas veces somos nosotros que con la cabeza caliente y sin pensar bien las cosas nos aventuramos, para bien o para mal hacia lo desconocido pintando y borrando caminos conforme vamos transitando por este mundo.

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