sábado, mayo 30, 2009

No sé decir adiós

Necesito hablar con alguien, pero carezco de amigos con tiempo y sólo me queda el más íntimo de todos los amigos, aquél que me espera con paciencia a que venga a contarle mis dolencias: el papel. Tú, mudo, inesperado, siempre nuevo, siempre en blanco, ansioso de llenarte de mis secretos, ansioso de verte cubierto de una vida ajena, que por suerte, sólo te hace partícipe como testigo y jamás actor.

Tengo lágrimas en todo el rostro. Traigo al dolor entre los dedos y hoy te escribo yo, te escribe el ser humano que necesita encontrar un consejo, un consuelo, una conexión, un no sé qué, con los que están al otro lado de la pantalla, con los que se comen con dulzura estás letras insanas, estas letras que si pudiera, si tan solo hubiera la forma, se convertirían en lágrimas y escurrirían inquietas por el monitor…

Lloro y se moja el teclado, se mojan mis dedos, se mojan labios y recuerdos. Una canción que martiriza mis oídos y que de golpe me trae todo y nada a la vez, un suspiro contenido, unas notas que me lastiman tanto y el corazón que se comprime dentro del pecho. Estoy llorando porque siento dolor. Y el dolor no se irá por mis lágrimas, lo sé, pero traerán alivio, y porque hoy, hoy no quiero pensar si es bueno llorar o no, sólo quiero tener tiempo para hacerlo, nada más. No me basta una hora para sacarme todo lo que hay adentro, todo la suciedad de mis acciones, de mis comentarios, quiero que salgan y quedarme tan vacío, para luego, de ese mar de llanto recoger lo que pueda servirme y pulirlo.

Se que perdí la dignidad, que llorar frente a unos ojos desconocidos no significa algo malo, pero hoy siento vergüenza de lo que vive tan afuera de mi ser que prefiero no salir, quiero quedarme aquí y llorar en silencio, lágrima tras lágrima… porque está llorando la persona verdadera, no alter ego, llora con todos sus sentidos… no saldré, no quiero ver a las parejas amándose, no quiero que alguien me regale una sonrisa, mucho menos que me feliciten por una calificación, no quiero mirarme en el espejo, no quiero tocarme la piel ni acariciarme el cabello. Estoy peleado conmigo mismo.

Hoy no quisiera estar conmigo mismo.

Miento, la verdad es que no quisiera estar con esa parte de mí que prefiriere el ridículo, que prefiere complicarse la vida, que prefiere creer en que todo estará bien mañana si sonríe mucho hoy. No quiero estar con esa parte de mí que es controladora, que olvida que hay otras cosas que valen la pena que estar pensando en como obtener al mundo en un día, no, no, no. Hoy no quiero que esa persona me de un consejo porque no quiero escucharla… es un show que nunca termina, una dosis de lágrimas en el momento indicado, es fortaleza, imagen, ego, tristeza pura que combina bien con un par de letras bien escritas, el que dice que no cree en imposibles y salta de un lado a otro divertido, no, no y más no, no quiero estar contigo, porque siempre me haces lo mismo, siempre, me dices que cuidarás de nosotros, que procurarás nuestro bienestar pero mientes, tan solo arruinas mi mundo y yo, sólo te lo puedo reprochar cuando te miras al espejo, y ves esos ojos que brillan con ternura, entonces tú entiendes que actúas mal e intentas hacerme caso omiso, pero por más que trates, sabes que el brillo está ahí, que yo estoy mirando y que no estoy de acuerdo.

Ahora, que de nueva forma te han lastimado, vienes a pedirme un consejo. Yo nada puedo decirte, por eso lloro, lloro tu torpeza, lloro que permitas tantas cosas que… lloro porque sigues creyendo en ella, lloro porque sé que lo seguirás haciendo por largo tiempo, escúchame sólo una vez, por favor mírate esos ojos y dime si no te has cansado de verlos siempre llorosos, dime si no te has cansado del miedo al adiós, de la actitud, de que en su enfado te regrese todas las cosas malas que le hiciste y sólo trate de provocarte dolor. Lloro que la ames tanto, lloro que la ames así, lloro que le entregaste tu corazón sin condición, lloro que te hayas entregado así, lloro y lloro y lloro porque la amas tanto y ella ni nadie entiende que quizás la forma es terriblemente inadecuada, pero es amor… de esos amores verdaderos, de esas sensaciones francas que se dan una vez nada más en la vida… lloro porque ella ha olvidado que la adoras, lloro porque no se da cuenta de que en tus pupilas se delata un amor de aquellos que suelen ser ideales y que en tu pecho está clavado el puñal de su amor, lloro porque ante todo siempre perdonarás su inmadurez sin fijarte siquiera en los comentarios de los demás, lloro porque siempre ha de dudar cuando necesitas su cariño, lloro porque sé que te basta una palabra de ella para sonreír y otra para llorar…lloro porque desearía que no la amaras así.

Es mi drama. Es la pregunta a diario ¿qué haces ahí, si es tan egoísta? Y respondes siempre que es amor… amor… amor ¿cuánto puede resistir el amor? ¿Cuánto antes de explotar y morir para renacer luego? ¿A cuántos amigos los mandarás al diablo por ella? Porque todo le has dado, tanto bueno como malo, eres victimario y víctima al mismo tiempo. Te dice luego que lo pienses, que en verdad no la amas que no sé qué… siempre será más fácil decir que no hay amor para proseguir con el adiós.

He hartado a mis amigos con mis problemas amorosos. He hartado el teléfono de llamadas estúpidas y sufrientes, me he hartado a mi mismo de llorar por ella en cada pelea, a cada minuto en que la tengo cerca y entiendo que se aleja, he hartado a mis letras de hablar de su cuerpo y de lo mucho que me gusta, me he hartado de pensar que ya a diario no se está enamorando, que me mira con ojos fríos, que he dejado de gustarle… he hartado a mi pensamiento de este sentimiento…nunca disminuye, siempre esperanzado, siempre enamorado en esta magnitud inusitada, y es ahí cuando te vuelvo a aborrecer, a ti, a ti ser exterior que no les has dicho nunca lo que sientes todavía, que detestas demostrarle la necesidad que tienes de sus afectos porque sabes que ella ya no los desea, anda dile que la amas, anda dile que no has dejado de llorar, dile, anda dile que quieres estar con ella bien, que darías lo que fuera, darías todo por tenerla a tu lado y hacerla feliz, darías tu vida por cambiar todo el rumbo de las cosas, por tenerla para siempre, porque soñaste y te duele ese sueño de amarla la eternidad que en segundos se está yendo.

Tan solo dime tú, amor, que me sigues amando así, que en realidad crees que esto puede ser porque yo sigo amándote… tanto… inexplicablemente.

Te amo, te amo tanto y es tan simple decirlo y se me ha dificultado tanto, pero ya no tiene sentido decirlo, ya no estarás aquí para mi.

Etiquetas: