Tu respiración es el asunto.

Tranquila te encuentras, tan serena y tierna, tan bella que hasta un ángel palidece en tu hermosa presencia y amaina su vuelo para evitar sacarte de tu sosiego, incapaz de perturbar tu paz; si tan solo te vieran como yo te veo, si percibieran todo lo eterno que hay en tu efímero cuerpo, si supieran que eres un volcán en inminente erupción esperando el momento exacto para estallar en un cataclismo forjador de vida, si pudieran medir tu suave pulso y vaticinar de tu aparente letargo tu secreto, ese que ocultas cual nubes de verano cubren el inmenso sol de tu implacable espíritu, si develaran tu violenta descarga de inagotable belleza y te admiraran tan tierna y dócil como solo tú eres y concibieran tu infinita silueta en todo tu esplendor, si tan solo te conocieran, si pudieran crearte tan única, esplendorosa y fugaz como lo hice contigo, si supieran que eres capaz de erigir por amor un universo entero y de demolerlo todo por tu orgullo y tus manías, esas infantiles emociones que te nublan la razón, te ensombrecen el corazón y te arrebatan de pasión, que te hacen vulnerable y te extirpan tu inmortalidad mi diosa y te convierten en mujer; pero estoy seguro que no te comprenderían, ni yo mismo tengo claro tu accionar, tu pensar o tu sentir, escribo de ti a tientas, pretendo estar en sintonía con tu ser palpándote a mi alrededor para así permanecer a tu lado y no perderme un instante de ti, mas no me esfuerzo demasiado, sería un quehacer inútil, me dejo llevar por el vaivén que ocasionas en mi mar perpetua luna de octubre; bella, radiante y misteriosa; lo que tiento en la penumbra como un ciego me permite desplazarme en tu terreno, ese páramo extrañamente familiar pero desconocido de tu ser, firme pero con paso seguro voy hacia ti, se que todo cae en su lugar tarde o temprano, vertiginosamente pero sin prisa, como tu respiración, no se detiene, continua, se vuelve un ciclo, se regenera, un incesante cambio hasta el final, para luego volver a comenzar, abruptamente, respira, apróntate a vivir, corre, desea, sueña, grita, canta, llora, disponte a viajar este mundo, y no te detengas ni un instante, tú, eterno capricho divino, anhelo mío, perfecta compañera de la vida, de aventuras, adversidades, placeres y desdichas, fuiste puesta a mi alcance, abandonada a tu suerte por tu dios frente al hombre, para mí fortuna, para cumplir un propósito o simplemente para, por casualidad, tocar mutuamente nuestras vidas, por un instante y para siempre cambiar el propósito de nuestra ínfima existencia. Tu respiración lo es todo para mi, inhalarte, que tu ser permanezca en mi es una necesidad, exaltarte es mi delirio, quedarme sin aliento a tu lado mi deseo y extinguirme contigo una hermosa conclusión al capítulo final de mi vida, mi deseo de compartir mi camino, mi tiempo, mi espacio y mi ser junto a ti se vería realizado y no habría mayor fortuna que esa, la de respirar junto a ti.